jueves, 1 de mayo de 2008

EN EL DIA DEL TRABAJO


El 01 de mayo encierra un gran significado en el campo laboral a nivel mundial y se celebra en memoria los mártires de Chicago y Canadá que por el 1866 paralizaron su rutina laboral pidiendo la reducción de las horas de trabajo y otros derechos sociales por la que trabajaban en condiciones totalmente inhumanas. En lo que se refiere a nuestra patria, fue en el año 1896, cuando se celebró el 1º Congreso Provincial Obrero en la cual se juntan obreros y artesanos que reclamaban las 10 horas de trabajo y el descanso dominical. Años después, en 1904 empiezan los reclamos de las ocho horas apoyados por los obreros del puerto del Callao y los panaderos del Sindicato “Estrella del Perú”. Todo esto trajo como resultado que en el año 1905 se celebrase en el Perú por primera vez el 1º de mayo como “DIA DEL TRABAJO” La historia siguió su curso y fue en el gobierno del Presidente José Pardo y Barreda en la cual después de constante luchas sindicales se consigue leyes sobre accidentes de trabajo, se reglamenta la labor de mujeres y niños, el descanso dominical, en fiestas patrias y en épocas de elecciones. Más recién el 15 de enero del año 1919, por decreto supremo se estableció la jornada laboral de 8 horas, que fue el producto de constantes luchas que costó dedicación, entrega, pundonor y pérdidas de vidas inocentes que volvieron los ojos Dios tratando de conseguir un trato digno, humanamente reglamentado para el trabajador peruano. Al llegar nuevamente el 1º de Mayo, se conmemora el DIA DEL TRABAJO por la que es momento de meditar y es preciso valorar su importancia y dejar bien en claro, que si hay armonía entre el trabajador y la empresa, habrá una mayor productividad. En vista que el trabajo es una de las actividades que dignifica al hombre, es menester que los que están en el poder, en base a un crecimiento y desarrollo sostenido, le deparen a la población una oportunidad de trabajo lo que le permitirá realizarse como persona y por ende ser un peruano más en la gran lucha por el bienestar general.

El trabajo es un bien del hombre —es un bien de su humanidad—, porque mediante el trabajo el hombre no sólo transforma la naturaleza adaptándola a las propias necesidades, sino que se realiza a sí mismo como hombre, es más, en un cierto sentido «se hace más hombre».
Y dado que la fatiga en el trabajo es universalmente experimentada, en este día saludo a los hombres del trabajo manual, a los agricultores, a los mineros, a los siderúrgicos, a los que trabajan en la construcción, a los hombres vinculados al trabajo intelectual, a los científicos y a los que tienen responsabilidad de construir el bien social, a los médicos, a los enfermeros, a los sacrificados policias y a las mujeres, que soportan cada día la fatiga y la responsabilidad de la casa y de la educación de los hijos, a los niños que no deberían hacerlo, pero que son obligados a trabajar, y a todos los hombres y mujeres del trabajo.
Aprovecho esta ocasión para invocar a que ningún trabajo vaya contra la dignidad del hombre, para que no sea medio de opresión ni causa para su degradación; es ocasión también para pedir a todos los hombres de buena voluntad y en especial a los que tienen responsabilidades en la vida social, que sigan trabajando por la promoción del trabajo humano digno, sabiendo que así estamos promoviendo al mismo hombre y a su desarrollo.

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