miércoles, 7 de noviembre de 2007

Desborde del narcotráfico:¿Herencia del segundo gobierno de Alan García?





El narcotráfico es una grave amenaza para la seguridad nacional porque tiene zonas liberadas las mismas que controla a través de sus propias fuerzas paramilitares. El reciente ataque a la comisaría de Ocobamba, en Apurímac, y el asesinato del teniente Héctor Zegarra a manos de un grupo de narcotraficantes armados, ha puesto en evidencia esta grave realidad.Fernando Rospigliosi, ex ministro del Interior y especialista en el tema, ha escrito una reveladora columna que titula "Desborde narcos".Rospigliosi advierte que “este suceso es uno más que muestra hacia dónde estamos yendo: a una espiral de violencia y corrupción que terminará envolviendo a toda la sociedad. El asesinato de varios mexicanos en Lima en los últimos meses, con el típico estilo de los sicarios; la muerte a manos del Ejército de nueve 'mochileros' que transportaban droga -dos en Puriyaco, Huancavelica, y siete en Putis, Ayacucho- el mes pasado, son parte de esta creciente ola de violencia".
Advierte que el narcotráfico es una grave amenaza a la seguridad nacional porque está creciendo aceleradamente, corrompiendo las instituciones y usando métodos cada vez más violentos, por lo que es imprescindible que el Estado actúe con prisa para detenerlo."Si la tendencia no se revierte de inmediato, los peruanos recordaremos como legado del segundo gobierno de Alan García que el narcotráfico se desbocó", dice premonitariamente.
Pero lo grave es que, como lo advierte Rospigliosi, este Gobierno no tiene rumbo. "El ministro, incapaz de comprar patrulleros o bombas lacrimógenas, no es -obviamente- apto para enfrentar con eficacia al crimen organizado. El Presidente le está haciendo un grave daño al país -y a su gobierno- al mantenerlo en el cargo".Por último, Rospigliosi considera que sería un gravísimo error involucrar a las Fuerzas Armadas en la lucha contra el narcotráfico pues ya tenemos mala experiencia en eso.Santiago Pedraglio, por su parte, considera que actualmente hay tres nuevos hechos especialmente peligrosos:"El primero es que los narcotraficantes están organizando sus propias fuerzas paramilitares con decenas de jóvenes desocupados, sean o no estos ex licenciados de las Fuerzas Armadas. El segundo hecho irrecusable es que el narcotráfico ha extendido sus redes de influencia: crecen los rumores de penetración en instituciones del Estado como la Policía, y ha multiplicado sus circuitos de transporte de la droga, desde los lugares de producción hasta los diferentes puertos y caletas de la costa. El tercero es que el 'lavado' de dinero del narcotráfico, como consecuencia de esta nueva situación, se ha incrementado hasta los dos mil millones de dólares anuales. El ministro del Interior anunció alegremente la alta cifra, pero no dijo nada sobre qué se está haciendo al respecto".
Pedraglio coincide con Rospigliosi y admite que "hoy por hoy, el narcotráfico es de lejos el principal problema para la seguridad de las personas y el Estado peruanos".Para el analista, esta precisión es importante porque, al margen de sus eventuales alianzas, no da lo mismo enfrentar a Sendero que al narcotráfico: el narcotráfico asesina policías pero, a diferencia de Sendero, no tiene la intención de destruir el Estado; busca penetrarlo, contaminarlo, ponerlo a su servicio.

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